En cuanto a la sexualidad o conducta sexual, existen ciertos valores directamente relacionados con ella, y que para ser auténticamente humana es necesario contemplar y efectivizar.
Responsabilidad. Es la necesidad de elegir teniendo presente la consecuencia de nuestros actos. Es así como se habla de la "paternidad responsable", cuando la misma es elegida libremente y se tiene conciencia plena del que nos tocará desempeñar frente al ser del cual somos coautores. En cuanto seres racionales, tenemos conciencia de lo que sucederá o podría suceder al realizar ciertas acciones; esto es, no debemos dejarnos llevar sólo por el instinto –como hacen los animales- y pensar en lo que ocurrirá al utilizar nuestra sexualidad; por todo lo cual deberemos "responder".
Compromiso. Implica cumplir con una "promesa" que libremente le manifestamos a otra persona, por ejemplo a la pareja sexual, como el de compartir con ella todo nuestro ser y no solamente nuestra sexualidad. La promiscuidad, las relaciones sexuales ocasionales, por ejemplo, en las cuales no nos comprometemos como personas, dejan precisamente de ser humanas y contradicen la dignidad de la persona.
Dignidad. Es el aprecio a la naturaleza personal o humana, no confundiéndola, por ejemplo, con la del animal. Es ser conscientes de que debemos obrar humanamente priorizando los valores espirituales a los vitales.
Sinceridad. Entre las partes de una pareja sexual es valioso que exista una abierta y sincera comunicación, de manera que cada una de ellas pueda conocer y respetar los sentimientos, las opiniones y las características personales de la otra. Lo cual no puede ocurrir en parejas que poco se conocen o incluso no les importa conocerse.
Fidelidad. Proviene del respeto, del compromiso y de la dignidad de la persona.
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